martes, 11 de agosto de 2015

Más cosas aún que la gente no conoce sobre mí

Y aquí la continuación de lo de ayer. A lo mejor subo más mañana, a lo mejor no. Depende de lo que me apetezca. 

12. Por si no lo habéis adivinado, me jode muchísimo que la gente piense en mí del modo anteriormente citado. (Ver punto 11 de la anterior entrada).

13. En realidad, no le tengo pánico a las relaciones. Le tengo pánico a hacer daño a las personas que me importan, porque me conozco y soy un puto cafre, así que no me meto en relaciones. Sé que así también hago daño, pero generalmente y al menos hasta el momento, el daño ha sido menor.

14. Amigos, que considere amigos de verdad, a los que contarles todo lo que me ocurre, tengo muy muy pocos. Compañeros de borrachera, gente con la que compartir gustos, o incluso gente que me caiga genial y con la que me lo pase de puta madre, tengo mil.

15. Lo más importante de toda mi vida, es mi hermana. Esta parece obvia, pero sentía correcto introducirla.

16. Relacionado con eso: mi hermana y yo compartimos madre, pero no padre.

17. No me considero, y espero no volver a considerarme nunca heavy. Correcto, llevo el pelo largo, y pelo en la barbilla, y camisetas de grupos, y tatuajes, y pantalones pegados, y canto en un grupo de metal. El problema es que los que se autodenominan jebis, me parecen personas tan cerradas de mente, tan centradas en el postureo, la pose y el macarreo, que he llegado a generar rechazo.

18. Soy de enamoramiento fácil y olvidamiento difícil. (Sé qué no se escribe así, pero este es mi blog y me lo follo cuando quiero)

19. Sigo considerándome un niño. Y espero no dejar de considerármelo nunca.

20. Soy perfectamente consciente de que ganaría mucho en atractivo si me cortase el pelo y me recortase la perilla, pero no pienso hacerlo hasta que no sea estrictamente necesario. Y esto va relacionado con el punto siguiente:

21. Odio las despedidas. Intento estirar todo lo máximo posible, hasta que ya no haya más donde rascar. 

22. Veo gameplays en YouTube. Y no me avergüenzo. De hecho creo que me gustan porque de pequeño veía al tío de mi hermana jugar a la consola y comentarlo, y me partía el ojete.


Y ya está. Si me da por seguir escribiendo, lo sabréis.

Besis de macedonia.

lunes, 10 de agosto de 2015

11 cosas que la gente normalmete no conoce sobre mí

Bueno, voy a darle un poquito de descanso a las entradas sobre el campamento y voy a hablar sobre mí. Siempre me ha llamado la atención eso de los facts que hace la gente por Twitter, pero también me ha dado una pereza horrible el tener que ajustarme a 140 caracteres, y como aquí soy libre, pues ahí van.

Estas van a ser cosas mínimamente curiosas, que el grueso de la gente que me conoce (el único público objetivo que tiene este blog) puede que no sepa. No obstante, habrá algunas que sí, pero intentaré limitarme a cosas que tengan cierta gracia.

1. Aunque mi grupo favorito es System Of A Down, y mi cantante favorito es Serj Tankian, mi canción favorita es Ima Made Nando Mo, de un grupo de rock japonés llamado The Mass Missile. Podéis (y debéis) escucharla aquí.

2. El tatuaje que llevo en el brazo es el símbolo del grupo de metal Judas Priest. Hasta ahí todo correcto. Pero no llevo tatuado este símbolo por el grupo, aunque me gusten bastante, sino por la influencia que tuvieron en el Metal. 

3. Quiero hacerme un tatuaje por cada etapa de mi vida. El que llevo representa la actual, en la que me centré en la música en general, y en el rock/metal en particular; pero aún quiero hacerme uno por mi infancia (algo relacionado con Dragon Ball) y uno por mi preadolescencia (probablemente el símbolo que llevo colgado al cuello).

4. Tengo una batería electrónica, un teclado electrónico, una guitarra eléctrica, una ocarina, un cajón flamenco (con un Cristo a cada lado por razones que sigo sin comprender), un kazoo y una flauta dulce. De ahí, sé tocar la batería, me defiendo un poquito en el teclado, la ocarina, la flauta dulce y el cajón, y estoy aprendiendo a tocar la guitarra. Pese a todo ello, no me considero (ni creo que nunca me consideraré) músico.

5.  Hubo una etapa de mi vida en la que me autolesionaba. Concretamente me abría heridas en el dorso de la mano derecha, de hecho si os fijáis, sigue quedando una pequeña cicatriz. No me cuesta ni hablar de ello públicamente ni reconocerlo porque considero que ya lo he superado.

6. Soy un firme defensor del hecho de que se puede amar a más de una persona a la vez. De hecho, desde un punto de vista biológico, me parece ridículo que una especie limite su capacidad reproductora a una sola pareja. Lo que dicte la sociedad es otro asunto, pero poder amar a más de una persona al mismo tiempo se puede. Y el que diga que no, es porque no lo ha vivido.

7. Me tomo a broma mi físico (mirad el título del blog: Desventuras de un tirillas), pero la verdad es que me gustaría, y estoy trabajando para, cambiarlo. Esto se debe, aunque me cueste reconocerlo, a la presión social. Parece que por ser delgado lo tienes todo fácil, pero no, y el acoso que sufrimos a veces se equipara al de los gordos. Y sí, digo gordos, porque es lo que son, por más estigmatizada que esté la palabra. Ellos son gordos y yo soy un tirillas. No entiendo por qué una palabra está aceptada por la sociedad y la otra no, si hacen el mismo daño.

8. Me considero una persona fea. Soy feo. Mucha gente me lo ha dicho, y mucha gente me ha dicho lo contrario, pero me quedo con la primera opción. Soy feo y estoy orgulloso de serlo. De hecho, si me diesen a elegir otra vida, volvería a ser feo. 

9. Como ya habréis observado, porque sois muy listos, tengo la autoestima baja. Pero a la vez tengo un complejo de superioridad muy chungo. Considero que hay muchas personas inferiores a mí mentalmente. Y lo que es peor, las trato así. No puedo evitarlo, y me jode mucho, porque no me gusta ser así. Y esto va en relación con el siguiente punto:

10. Si hablando conmigo, por WhatsApp, teléfono o en persona, acostumbras a decir cosas como dijistes, salistes u otras sandeces del estilo, o si por chat escribes sin atención a las faltas de ortografía, voluntaria o involuntariamente, voy a tratarte como si fueses inferior a mí. Esto es algo de lo que me he dado cuenta recientemente, y la verdad es que no me gusta para nada ser así, pero no lo puedo evitar. Estoy trabajando en ello.

11. Me cuesta muchísimo ver a una persona como una posible compañera sexual. Es difícil de explicar, a ver si lo consigo: Cuando una persona me atrae, lo único en lo que puedo pensar es en besarla. Y eso me dura hasta que lo consigo, incluso un poco más. Después, sí que me empiezo a plantear en cómo sería tener sexo con ella, pero hasta ese momento, no me atrae de ese modo. Esto es contrario a lo que la gente suele pensar de mí: que soy el típico personaje de comedia americana sexualmente excéntrico, que solo piensa en follarse a todo lo que se mueve y además de maneras extrañas. 

La entrada me está quedando un poquito larga, así que os dejo con estas 11, que son más o menos la mitad de las que llevo, y mañana publico las demás, así que estaos atentos sobre esta hora.

Besis de manzana. 






martes, 4 de agosto de 2015

Campamento Urbano '15. Parte II, "Una mañana normal"

Lo que voy a hacer en esta entrada es explicaros un poquito cómo era una mañana normal (desde mi perspectiva, claro) en el campamento. Comencemos pues.

Un sonido estridente me despierta. La alarma. La puta alarma. La noche anterior me costó conciliar el sueño, y son las nueve. Corro a ducharme, para no llegar tarde. Cuando termino, meto las cosas en la mochila y salgo de casa, justo a tiempo para llevarme una ostia de sol considerable. Y es que el calor que hizo esas dos semanas no fue normal.

Cuando llego al colegio, media hora antes de que abran las puertas para los niños, ¿qué me encuentro? efectivamente, niños. Yo no sé por qué decimos que vengan a las diez, si vienen antes. Y tampoco sé qué coño hacen que les dejan pasar. Luego que si les quitamos la ilusión, pero es que nos ven hasta disfrazarnos. Da igual, sigamos:

Intento vestirme de Javier (el niño de siete años protagonista del teatrito) mientras cierro la escena de ese día con mi compi de ese día (que se encuentra pintándose la cara de estrella), y mientras trato de escuchar por qué canción van en el círculo. Porque mientras yo hago todo eso, el resto se encuentra en un círculo con los niños cantando canciones de campamento. Y sí, lo habéis adivinado, mola mil. A continuación de eso llega la parte más difícil: taparme la perilla. Seguro que a estas alturas os estáis preguntando cómo lo conseguí. Y cómo se puede disfrazar una persona de estrella sin que quede rarísimo. Tenéis suerte, existen fotos.



Aquí tenéis, Javier y la Estrella de la Sabiduría. Dábamos un poquito la pena, pero los niños se divertían. Observad la cara de paz y meditación de aquí mi colega Jorge. Y observad también la cutrada que hice para taparme la perilla. Los niños el primer día se preocuparon, no entendían por qué Javier tenía una brecha en la barbilla.

En cuanto acaban los diez minutos (que nunca son diez) de escenita para los chavales, empiezan los talleres. Y me encuentro con la necesidad de estar en dos sitios a la vez, así que debo vestirme de persona otra vez y correr hacia la clase, en la que antes del taller de Ritmo, viene una asamblea con los niños en la que se discute el tema principal del teatrito, y se hacen compromisos para ser una persona mejor, que tengan que ver con ese mismo tema principal.

Si pensabais que esa parte es fácil... pensadlo otra vez. A mi grupo nos toca el grupo de chavales de 12 a 15 años, esto es, preadolescentes y adolescentes hormonados hasta las trancas que tienen que ser los más guays del patio, o de allá donde se encuentren. Que si uno no se quiere quitar los cascos, que si otro no quiere participar porque le da pereza, que si a otro le da vergüenza abrirse al grupo, que si otro no se entera, que si dos se ponen a hablar de sus movidas en un tono alto... Y claro, combinas eso con la poca paciencia que tengo yo, y vamos apañaos. Aun así, es un momento del día muy bonito.

Gracias a mis compañeros monitores conseguimos pasar la asamblea y empezar con el taller. Me dan la palabra, organizo a los chavales en la clase, como hacemos todos los días, y les doy instrumentos de percusión. Instrumentos de percusión tan dispares como unas claves, un montón de shakers, mis propias baquetas para que las entrechoquen o unos cubos de basura dados la vuelta. Al acabar el campamento, el colegio tuvo un déficit de cubos de basura importante.

Una vez están los chavales colocados, les enseño una batucada que uno de mis grupos favoritos hizo en un concierto en Alemania (y colgó el vídeo en Youtube, que si no estás que me acuerdo). La verdad es que los chavales son unos putos máquinas. En futuras entradas subiré el vídeo de cómo quedó, para que flipéis un poquito.

A continuación, les toca a mis compañeros hacer sus movidas, más musicales que dar golpes a cosas. Movidas como enseñar canciones en africano a los chavales, que aprenden más rápido que yo, o montar un canon con niños de cualquier edad (y no sólo eso, sino conseguir que quede bien). La verdad es que como futuro profesor de música de primaria, me sirvió para tener una primera toma de contacto con esto de llevar una clase de música y no desesperar en el intento.

Pasado el grupo de los mayores, nos toca recibir a los más pequeñitos (6-8 años), y después, a los medianos (9-12). No hay mucho que más que contar de eso, hacemos casi las mismas cosas con todos, que con el poco tiempo de preparación que tenemos generalmente, bastante es conseguir llenar una hora.

Al fin llega la una de la tarde, y es hora de despedir a los chavales. Les acompañamos a la puerta, procuramos que no se metan en ninguna furgoneta con el letrero "Regalo caramelos" pintado con spray, y nos recogemos para dentro. Y recogemos los talleres, otra de las partes aburridas del día. Y yo me quejo, que lo mío solo es mover sillas, pero alguna vez he ido a ayudar a los de manualidades y no entiendo cómo no terminaron suicidándose. Acabamos de recoger, hablamos de cómo se ha dado el día, preparamos las canciones del día siguiente, y a comer.





Continuará.