miércoles, 25 de marzo de 2015

Preguntas

Soy un extraño en el mundo del fitness. Las personas con las que me cruzo a diario en el gimnasio parecen conocer todo lo que les rodea. O simplemente carecen de la curiosidad que a mí me caracteriza. 
Ellos ven los espejos en las paredes, y les da igual. Yo me pregunto qué hacen ahí. 
Ellos ven las pesas de 120kg y se motivan para llegar alguna vez a levantarlas. Yo me pregunto si alguien alguna vez ha entrado a ese gimnasio con la única pretensión de alcanzar a ejercitarse con ellas. 
Ellos miran la hora en el reloj. Yo me pregunto por qué, en un sitio en el que te aconsejan tomarte un minuto de descanso entre cada serie, ningún reloj tiene secundero. 
Me temo que estas dudas se agolpan en mi mente más rápido que lo que tardo en resolverlas. Pero está bien, si lo supiera todo, posiblemente dejaría de asistir. 

No obstante, comienzo a entender un poco el funcionamiento de los espejos. 
Veréis, hoy me encontraba como el segundo día que fui, delante de uno de ellos, con una barra larga de hacer pesas y los pesos más pequeños que pude encontrar. Y mientras iba por la segunda serie, levanto la vista. Y me veo a mí mismo, con una sonrisa irónica. Ni siquiera me había dado cuenta de que sonreía, pero ahí estaba, yo mismo, partiéndome el culo de mí. 

Fallar a desconocidos me la suda. Fallar a mis amigos no me importa. Fallar a mi familia es un duro palo, pero soportable. Pero fallarme a mí mismo no lo concibo. Así que, saqué fuerzas de donde no las había y completé el ejercicio sin rechistar y con precisión. 
Puede parecer leyendioso*, así escrito, pero no olvidemos lo patético de la escena: el tirillas del gimnasio dejando la zona de pesas con sonrisa de satisfacción tras conseguir levantar 5kg. La cosa cambia ¿eh? 

Con esto no quiero decir que los espejos sirvan precisamente para eso. Simplemente los considero una gran herramienta de motivación. Habrá gente que los utilice para cosas totalmente distintas, y eso está bien mientras a ellos les sirva. 
De hecho, ahora que lo pienso, puede que la razón de la afluencia de espejos sea simplemente la de corregir la postura cuando haces un ejercicio, y todas estas vueltas que le he dado a la idea no hayan servido para nada. Quién sabe. 

Preguntas de este calibre las tengo a palas, y aquí las iré intentando resolver (que para eso es mi nombre el que sale ahí debajo de cada entrada). Una hora y media levantando y depositando peso en soledad dan para mucho pensar. 
Para finalizar, pediros disculpas por una entrada quizá un poquito más seria de lo que os tengo acostumbrados. Aquí tenéis un vídeo gracioso para compensar. 

Besis de fresa. 




* Del material del que se hacen las leyendas, más información aquí

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