martes, 24 de marzo de 2015

Primer día, primer fail

Soy un chulo.
Y como chulo, me creo que las leyes del universo no se aplican a mí. Así que desoyendo los consejos que aparecían en muchas, por no decir todas, de las webs que utilicé para informarme, me enfilo hacia el gimnasio con el estómago lleno del desayuno.

El principio bien, me enseñan un poco las instalaciones, caliento y voy pasando por diversos aparatos. Hasta que, en el descanso de uno de ellos, me doy cuenta de que algo no va bien en mi interior.

Las Campurrianas y la leche comienzan a escalar por mi esófago mientras yo las mantengo a ralla con una técnica que aprendí los días de borrachera. Hasta que no puedo más, pregunto por el baño y les concedo la libertad que, coño, se habían ganado.
El resto de la mañana transcurre sin ningún percance, pero no puedo quitarme de la cabeza aquello de Primer día, primer fail.


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